Cómo debe conducirse un profesional de los bienes raíces
Comencemos por definir qué es la ética. Es la disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano. Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.
Como tal la ética es el principio básico de hacer las cosas correctas, hacer lo bueno y lo correcto en todo momento y en nuestra conducta diaria, para con la sociedad. En específico, la ética profesional se refiere a un conjunto de saberes, creencias, valores y esquemas de acción que orientan nuestras actividades en el campo profesional; incluso más allá de las tareas puramente comerciales.
Independientemente del sector donde nos desempeñemos, los valores que debemos tener presentes en nuestro ejercicio personal y laboral son: respeto, compromiso, confiabilidad, congruencia, discreción, honestidad, honradez, justicia, lealtad, prudencia, responsabilidad y veracidad.
El profesional inmobiliario tiene el deber de instruirse, capacitarse y mantenerse actualizado en todo lo relacionado con los bienes raíces.
Mantener la transparencia y veracidad en los tratos, responder a la confianza, hacer bien su trabajo. Debe ser honrado y justo, informar sobre las restricciones y afectaciones, cuidar los juicios de valor, respetar las consultas, explicar las ventajas de las exclusivas, guardar el secreto profesional, avisar y pasar ofertas, nunca poner sobreprecios, honrar su compromiso y profesión y compartir su experiencia y preparación.
Un profesional inmobiliario se debe a sus clientes, a sus colegas de trabajo o empleados, así como a la comunidad y al gremio.
«Debemos proteger al cliente contra cualquier acto que ataque la dignidad e integridad de la profesión inmobiliaria.»